REVISTA ESPAÑOLA DE

Vol. 37, n.º 3, 200
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ARTÍCULO
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Un acontecimiento extraordinario

INTERNATIONAL PATHOLOGY MEETING ALONG THE WAY TO SANTIAGO

  

Durante los pasados días 14 al 23 de Mayo tuvo lugar la celebración de una reunión internacional de Patología a lo largo del Camino de Santiago. Con apariencia de viaje turístico, fue en realidad un viaje científico aderezado con la ventaja del cambio de escenario. El Congreso fue un éxito de la amistad y colaboración de 30 años de historia entre Jerónimo Forteza y Juan Rosai que supieron atraer a más de 250 participantes entre congresistas, conferenciantes y acompañantes, aunque en ello les echó una mano los innumerables atractivos que tiene el Camino de Santiago. Pues solo así se explica que se reunieran en nuestro país tal cantidad de patólogos, muchos de ellos bien conocidos por todos, procedentes de 27 países de los cinco continentes.

La faceta científica estuvo cubierta con conferenciantes de renombre universal, aunque lo más interesante y seductor del congreso fue la familiaridad y cordialidad que se instauró entre los asistentes desde su inicio en Roncesvalles. Los congresistas hicieron de cada final de conferencia una traca de preguntas, ideas, soluciones y diálogo, que difícilmente puede verse en ningún otro congreso o reunión de patólogos. Y lo nunca visto, la asistencia a las conferencias fue exactamente igual al principio del camino como al final en Santiago; todos los asistentes convirtieron cada acto científico en una fiesta sin que ningún conferenciante se sintiera menospreciado o postergado por la audiencia. Y todo ello a pesar de que cada asistente disponía de un libro de hand-outs fenomenalmente editado, con numerosas fotografías en color y acompañado de un CD con los mismos textos.

Las conferencias destacables fueron numerosas pero las revisiones a diferentes aspectos de la Patología Oncológica fueron memorables. María Merino dio un repaso a los nuevos tumores de riñón y a los síndromes familiares renales y revisó los métodos de detección de HER2-neu; Vincenzo Eusebi revisó y criticó las clasificaciones del carcinoma ductal in situ de mama y los tumores del pezón; los linfomas fueron abordados por Jerónimo Forteza que revisó la enfermedad de Hodgkin y los marcadores moleculares de los linfomas no-Hodgkin, Glauco Frizzera que nos deleitó con los linfomas T periféricos y los linfomas extranodales, Fabio Facchetti que retomó de manera magistral los patrones de las lesiones ganglionares y dio una conferencia muy interesante sobre las células dendríticas y Robert McKenna que se centró en la médula ósea y las discrasias de células plasmáticas. Enrique de Alava se ocupó con maestría de los tumores de células redondas. Jaime Prat dio una lección a todos sobre los tumores borderline de ovario; Javier Pardo puso algunos ejemplos de errores o problemas diagnósticos de la Patología Molecular; Santiago Ramón y Cajal revisó las alteraciones moleculares y el papel de los virus en el desarrollo de las neoplasias; Scott McNutt se centró en los melanomas nevoides y en las paniculitis y como esta vez no habló en castellano, las conferencias fueron magistrales; Fátima Carneiro se recreó con la carcinogénesis, clasificación y pronóstico de los carcinomas gástricos y finalmente Juan Rosai y Manuel Sobrinho nos deleitaron con sus conferencias y diálogos sobre los tumores de tiroides. A ellos hay que añadir a Hector Battifora, que sigue siendo el patólogo que más sabe de inmunohistoquímica y de mesoteliomas, y además lo sabe enseñar. Y con el permiso de todos los conferenciantes, quiero hacer una especial mención a la conferencia de Gianni Bussolati sobre los mecanismos de percepción de los patólogos para llegar al diagnóstico, en la que se adentró en los oscuros rincones que permiten al patólogo a partir de una imagen dirigir sus ideas para establecer un diagnóstico. Nos mostró cómo miran y ven de manera diferente los residentes y los expertos, cómo el cerebro posiblemente tiene mecanismos de almacenaje de imágenes y de interpretación diferentes y cómo se establecen las asociaciones visuales. Fue un privilegio. El Congreso comenzó con una conferencia de Juan Rosai sobre los paralelismos entre Cajal y Golgi y se terminó con una conferencia de Jerónimo Forteza sobre el papel de la patología y de los patólogos en la Medicina.

El recorrido y los anfitriones fueron dignos del acontecimiento. En todas las sedes los anfitriones cumplieron muy bien con la organización: Javier Pardo en Pamplona, Manuel Claver en Burgos, León, Teresa Ribas en León, Saul Valerdiz en Ponferrada y Jerónimo Forteza en Santiago. En cada sede hubo asistencia de autoridades académicas y científicas locales y una respuesta muy adecuada de los medios de comunicación, que se hicieron eco de la presencia de tan insignes visitantes. En Santiago se cerró el congreso con un solemne acto en presencia de autoridades académicas y autonómicas y una misa en la catedral en la que Juan Rosai leyó una ofrenda a Santiago en nombre de los patólogos asistentes, a los que representaba Jerónimo Forteza y de toda la Patología Española, representada en el acto por el Presidente de la SEAP.

El Congreso terminó con el deseo expresado por todos los asistentes de repetir la experiencia, en España o en otro país. Alguien sugirió la ruta del Renacimiento en Italia. El marco fue importante, pero lo que quedó fueron ocho días de amistad, familiaridad y nuevos conocimientos científicos. Fue una pena que el marco pareciera demasiado conocido para los patólogos españoles y que las fechas no fueran muy adecuadas por el final del curso, pero queda el testimonio del gran acontecimiento científico de los que tuvimos el privilegio de asistir, especialmente los patólogos jóvenes de las regionales de las sedes del Congreso y de Portugal. Los manuscritos y el material informático son el resguardo fiel de este Congreso.